lunes, 24 de agosto de 2015

Oscuridad [recomendado]

Todo comenzó cuando me mudé a mi nueva casa. Sí, es un poco trillado. Créanme, lo sé, pero es lo que pasó. Nunca había experimentado nada sobrenatural antes y, aunque tenía interés por ello, nunca esperé que realmente me sucediera algo.
Conseguí rentar la casa a un muy bajo precio. No le di importancia porque era una casa vieja, ni tampoco estaba ubicada en el mejor de los vecindarios, así que supuse que era un buen trato. Luego de trasladar mis cosas, todo marchó bien por un tiempo.
No recuerdo cuándo fue exactamente que comenzó porque para ese tiempo no era nada grave. A veces dejaba la luz de la cocina o del baño encendida y al volver la encontraba apagada. Sinceramente, pensaba que tan sólo me había olvidado de que la había apagado antes de irme. Luego de un tiempo comenzó a intrigarme, y empecé a dejar una que otra luz encendida deliberadamente. A veces, nada sucedía. A veces, encontraba las luces apagadas cuando regresaba.
Para ese momento ya pensaba que algo andaba mal. No estaba asustado, sino confundido. Pensaba que quizás le pasaba algo a la corriente eléctrica. Comencé a dejar luces encendidas con mayor frecuencia porque creí que me ayudaría a identificar el motivo por el que se apagaban aleatoriamente. Entonces la situación tomó un curso distinto.
La primera vez que recuerdo que pasó algo extraño fue cuando dejé encendidas la luz de la cocina y de la sala antes de ir a dormir. Esa noche fui despertado por un gruñido profundo y estrepitoso que provenía de la cocina. Recuerdo que desperté creyendo que había algún animal en la casa. Desde mi cuarto se puede ver al final del pasillo la sala que está al lado de la cocina; noté que la luz en la sala se había atenuado, como si alguien hubiese apagado el interruptor de la cocina. Se escuchó otro gruñido, esta vez desde la sala, y casi grito al creer ver algo al final del pasillo antes de que la luz de la sala se apagase; aunque no pude distinguir lo que era. Simplemente se veía como algo parecido a una sombra, en realidad no me importaba, era presa del pánico. Me tiré de la cama hacia el interruptor de la luz, creyendo que alguien estaba en mi cuarto y se estaba preparando para hacerme daño.
Nada. No había nadie en mi cuarto. Dejé escapar un leve suspiro y luego caminé lentamente hacia la sala. Una vez que llegué al final del pasillo, prácticamente me abalancé contra el interruptor para encender la luz. De nuevo, nada. La cocina seguía, y, de nuevo, ¡nada!
Estaba comenzando a creer que lo había soñado todo cuando iba a apagar el interruptor de la luz de la cocina, pero me detuve. Soy un adulto, pero tenía miedo de apagar el interruptor. Y lo voy a admitir, esa noche dormí con todas las luces de la casa encendidas.
Ése fue un error.
Cuando desperté a la mañana siguiente, todas las luces estaban apagadas de nuevo. Quise levantarme de la cama, y di un quejido porque me sentía adolorido. Aparté las sábanas para descubrir largas marcas rojas a lo largo de mis piernas y brazos. Parecía como que si algo me hubiese aruñado mientras dormía. Eso me horrorizó, pero no tanto como cuando vi lo que había pasado.
Cada luz que dejé encendida estaba rota. Cada bombilla que estaba encendida la noche anterior estaba hecha añicos, cada lámpara estaba caída y destrozada. Se me cortó la respiración en tanto miraba alrededor. Algo terrible estaba sucediendo ahí, y alguien intentó… bueno, me hizo algo mientras dormía. Pedí el día libre en el trabajo e inmediatamente fui a reemplazar las bombillas.
No sabía qué hacer luego de eso. Consideré irme de la casa, pero —y sé que probablemente sonará estúpido— ésa era mi casa. Era la primera vez que vivía separado de mi familia y ésa era mi casa. No me podía dar por vencido. Así que… me quedé.
Incluso cuando se puso peor.
Aunque estaba comenzando a tenerle pánico a la oscuridad, no podía dormir con la luz de mi cuarto encendida. Dejaba otras luces encendidas, como la del pasillo o la de la sala, que iluminaban lo suficiente como para que pudiera ver bien en mi cuarto. Y, casi todas los días, despertaba a la mitad de la noche por un gruñido o el sonido de algo merodeando la sala, y luego las luces se apagaban. No quería ir a ver. Me aterrorizaba la idea de compartir el mismo espacio con lo que fuese que estuviera ahí. Así que me acurrucaba en mi cama y rezaba para que nunca se acercara.
Una noche, luego de que esto estuviera pasando por un tiempo, me harté. Compré una pistola y encendí cada luz de la casa. Luego me senté en el medio de la sala con el arma en mi regazo y un bate de béisbol a mi lado. Esperé. No pasó nada por mucho tiempo, pero alrededor de las dos de la madrugada comencé a escucharlo. Curiosamente, estaba detrás de mí. Me giré y eché un vistazo hacia mi habitación, y pude escuchar ese familiar gruñido. Tragué saliva y tomé la pistola con una mano y el bate con la otra, y lentamente empecé a caminar para poder visualizar mejor mi cuarto. Cuando empezaba a ver la cama, escuché un ruido sordo seguido de un rugido inhumano. Yo, siendo el hombre valiente que era, di un salto hacia atrás y me alejé del pasillo. Quería terminar con eso de una vez por todas, ¡pero por Dios que no quería confrontar a esa cosa! Podía escuchar el sonido de mis pertenencias siendo rasgadas y apaleadas, y no sé cómo fue que lo capté, pero pude escuchar un leve clic. Y luego nada. Lentamente, volví a echar un vistazo a mi cuarto desde el pasillo y la luz estaba apagada de nuevo. Tomé aire y seguí caminando, con mis armas listas.
Al llegar a mi cuarto y encender el interruptor de la luz, di un grito ahogado. Mi cama estaba completamente arruinada, partida por la mitad. Fue como si un animal hubiera saltado en ella y simplemente la hubiera hecho pedazos. Me acerqué para ver la condición del resto de mi cuarto y sólo me quedé ahí pasmado por quién sabe cuánto. No fue hasta que escuché el sonido del familiar gruñido que me di la vuelta. Parado a un lado de mi puerta, junto al interruptor de la luz, fue cuando finalmente lo vi.
Era un hombre, un hombre caucásico y mugriento con un cuerpo sumamente lacerado, parecía que había sido el juguete de un oso. Estaba demasiado sorprendido como para alzar mis armas. Me miró fijamente sólo por un momento, y luego… apagó la luz. Grité. Ni siquiera siento pena de admitirlo. Grité y salí corriendo, no me importó que hubiera un… hombre… ahí parado. Pasé corriendo por donde lo había visto, sacudiendo mi bate como un maniático. Casi rompo el marco de la puerta en lo que corría hacia la seguridad de la luz del pasillo. Luego de un momento me di la vuelta, a tiempo para verlo parado de nuevo al lado del interruptor de la luz. Apagó la del pasillo también. Para entonces, ya no quería enfrentarlo; quería estar a salvo. Irrumpí en la sala y no me detuve hasta llegar a la claridad de la cocina.
Escuché el ruido de gruñidos y rasguños desde todas las direcciones y entonces supe que iba a regresar. Me giré, para ver de nuevo el pútrido y magullado cadáver de un hombre bajar el interruptor de la luz con su dedo roto, dejándome entre la terrorífica oscuridad. Me precipité a la sala.
Ésa sería mi última parada. Tenía que enfrentarlo ahí. Me fui acercando a la lámpara de la mesita que era mi última línea de defensa. Esperé a que viniera a apagarla, pero… nunca lo hizo. Miré alrededor y… silencio. Nada más que silencio. Entonces me volteé a ver el brillo esperanzador de la lámpara que se rehusaba a ceder. De un momento a otro me encontraba riendo, una risa frenética pero vivaz, y pensaba que todo había terminado. Me acerqué todavía más y juro que casi abrazo a esa lámpara.
Hasta que lo oí. Primero escuché el gruñido provenir no desde detrás de mí, sino desde enfrente. De la lámpara. Mis ojos se agrandaron y me le quedé viendo mientras la luz se intensificaba. Retrocedí y, no sé lo que pasó, pero creo que tropecé con algo. Lo siguiente que recuerdo es que estaba de espaldas sobre el suelo viendo esa luz brillante e intensa. Ya no era reconfortante; sólo caliente y pesada y brillante… pensé que me iba a calcinar. Y entonces sucedió.
No tengo palabras para describir lo que surgió de la luz de esa lámpara. Era horrible, retorcido y lleno de ira. Pero sé que nunca olvidaré sus ojos: brillantes, calientes, blancos… dos círculos resplandecientes de malicia pura. Me odiaba. Odiaba todo sobre mí; y no sólo a mí, nos odiaba a todos, a cada ser humano. E iba a atacar a lo que tuviera enfrente. A mí. No sé cómo es que supe esto, pero… lo supe. Se abalanzó contra mí y me preparé para una muerte dolorosa.
CLIC.
La luz se apagó. Una vez más, oscuridad. Me quedé en el suelo por varios minutos, permitiéndole a mis ojos acostumbrarse sin despegar la mirada de donde estaba mi lámpara. Conforme pasaban los segundos, empecé a distinguirlo. Ese cuerpo magullado parado junto a la lámpara, con una mano en el interruptor mientras me miraba.
Entonces lo comprendí. Comprendí lo que significaba todo lo que había pasado. El hombre retiró su mano de la lámpara y apuntó su dedo roto hacia ella, moviendo su cabeza de un lado a otro. Sólo pude responder asintiendo.
No era él quien trataba de hacerme daño. Todo ese tiempo, todas esas veces, él estaba tratando de protegerme. La criatura sólo podía aparecer en la luz, y ese hombre había estado tratando de mantenerme a salvo. No quería que nadie más repitiese sus errores.
Me mudé ese mismo día y nunca miré atrás. Lo que sea que fuese, estaba confinado a esa casa, y, hasta el día de hoy, nada ha vuelto a surgir de ninguna fuente de luz. Sin embargo, esa cosa siempre permanecerá grabada en mi mente. Cada noche en mi nuevo apartamento tengo el hábito de recorrer los cuartos, cerciorándome de que cada luz esté apagada, cada cortina cerrada, y me cubro de silenciosa, reconfortante y absoluta oscuridad.

SUEÑO ETERNO

Alguna vez has pensado que pasa cuando mueres?
Bueno, algo pasa. Tu cuerpo muere, pero tu conciencia sigue viva. La noche cuando mueras, estarás en un sueño eterno. Tu vivirás ese sueño toda la eternidad, y será como la realidad. Cualquier cosa que estés soñando en tu ultima noche será donde estarás ”viviendo” por toda la eternidad, y nunca despertarás de nuevo, en la comodidad de tu casa.
Ojalá que no tengas una pesadilla en tu ultima noche.


sábado, 22 de agosto de 2015

luciernagas [version video]

Ya habia subido esta creepypasta recientemente escrita y me gusto tanto que decidi hacerla en video



viernes, 21 de agosto de 2015

SCP - 1960

SCP - 1960

*dependiendo de si le gusta a la gente o no abrire una seccion especial de scp*
traduccion: puedes oirme

item #: SCP-1960

Clasificación del Objeto: Euclid

Procedimientos Especiales de Contención: Debido a la distancia entre SCP-1960 y la Tierra, y la naturaleza de su comportamiento, la vigilancia directa o contención de SCP-1960 no es posible en este momento. La Fundación debe mamtener enlaces con todos los organismos nacionales de investigación espacial o instituciones académicas, capaces de producir fotografías de alta resolución de Neptuno, y editar digitalmente los mensajes de SCP-1960 en todas las fotografías que muestren tales mensajes antes de su difusión a la población civil. La administración de amnésicos Clase-B a los investigadores civiles está autorizada para evitar fugas de información.

Descripción: SCP-1960 es una entidad inteligente de naturaleza u origen desconocido, que se manifiesta en forma de breves declaraciones de texto, en inglés, superpuestas a fotografías de alta resolución del planeta Neptuno. Comunicaciones de SCP-1960 aparecerán en todas las fotografías de Neptuno tomadas con una resolución de más de [ELIMINADO], incluidas todas las fotografías del planeta tomadas por la nave espacial Voyager 2 durante su sobrevuelo en 1989 y varias fotos tomadas desde el Telescopio Espacial Hubble y otros telescopios en órbita terrestre baja. Todas las comunicaciones se presentan en letras mayúsculas y se componen de menos de 50 caracteres, que por lo general adoptan la forma de una breve pregunta o solicitud.

SCP-1960 se observó por primera vez en 1989, cuando las primeras fotos de alta resolución de Neptuno fueron transmitidas a la Tierra desde el Voyager 2. Un examen posterior del equipo de la NASA confirmó que las comunicaciones no estaban siendo deliberadamente insertadas en las fotografías después de la recepción y que la información estaba presente en las transmisiones de radio originales de la Voyager 2, y el examen remoto del software de la Voyager 2 no indica ningún mensaje de texto introducido por parte de la propia sonda. La contención inicial se llevó a cabo por la NASA sin el conocimiento de la Fundación, la Fundación se puso en contacto, y asumió la gestión de la contención internacional, cuando las fotografías tomadas por el Telescopio Espacial Hubble en 1996 produjo adicionales comunicaciones de SCP-1960, en un tipo de letra idéntico.

Le Verrier 3, una sonda no tripulada diseñada por la Fundación en colaboración con la Agencia Espacial Europea, se puso en marcha en secreto en 2010 con el propósito de establecer una órbita permanente alrededor de Neptuno desde la cual realizar un monitoreo más exhaustivo y tratar de establecer una comunicación bidireccional entre la Fundación y SCP-1960. Fecha estimada de llegada es 06/11/2024.

Las comunicaciones no han facilitado información sobre la naturaleza o la identidad de SCP-1960. Como temas recurrentes en SCP-1960, las comunicaciones incluyen sentimientos de miedo, aislamiento, y malestar. Los mensajes de SCP-1960 que aparecen en las fotografías han incluido: 
 

jueves, 20 de agosto de 2015

Luciérnagas

LUCIÉRNAGAS.

Las luciérnagas transforman un atardecer normal en una obra de arte. Las radiaciones emitidas por aquellas increíbles criaturas luminiscentes absorbían toda mi atención, colmando mi capacidad de asombro. Mis hermanas y yo disfrutábamos esos atardeceres, era muy divertido y lo más importante, qué siempre estábamos juntos sin importar nada. Hasta qué eso se acabó una noche helada.
Era invierno del día 12 del año 2000, recuerdo qué estaba nevando, la nieve caía a montones. Una peligrosa mezcla de nieve y lluvia convirtió en una trampa la carretera cuyo final es el que te imaginas. Fui el único que sobrevivió, más temprano que tarde descubrí que me había quedado completamente solo.
Acostumbraba sentarme en el mismo sofá todas las noches, me gustaba quedarme hasta altas horas frente a la pantalla del televisor. Esa noche no fue distinta. Estaba solo, con la mesa llena de botes de cerveza y sobras de comida de las anteriores noches. Cogí el último cigarro del paquete de tabaco. Mi último cigarro- dije, mientras lo encendía.
Apague la tele, la misma mierda de siempre. Me entró sed, cogí un bote de cerveza de la mesa y bebí lo poco que quedaba. Después me entró hambre, pero en la mesa solo había sobras, nada decente que llevarse a la boca. Me levante del sofá y fui a la cocina.
Abrí la nevera, solo había una pizza caducada de hace unos días. Saque la pizza, no olía mal. Pensé en ponerla en el horno, pero desde la última vez no funcionaba, saltaba el automático, la puse en el microondas, -con diez minutos bastarán- dije. Al finalizar la cuenta atrás del microondas se fue la luz de su casa. Con algo de suerte pude encontrar una linterna del cajón de la mesa de la cocina.
Con la linterna en la mano fui al cuadro general para volver a activar la luz pero no funcionaba. Volví a la cocina para cenar a oscuras iluminado por mi vieja linterna. Cogí un cuchillo y corte la pizza que devore rápidamente hasta que escuche unos extraños ruidos que venían desde el piso de arriba. No sabía que era, quizá fuese el viento, pero las ventanas estaban cerradas (o al menos eso recordaba), me asuste, cogí la linterna y subí las escaleras.
Alumbrando con la linterna pude ver algo moverse ¡Sé que estás ahí! ¿Quién eres? ¡Da la cara!- grite asustado con la voz temblorosa, mientras lo alumbraba con la linterna. Todo paso demasiado rápido, me pregunto si llegaron a encontrar algo de valor en mi mísera casa.
Sentí súbitamente un intenso dolor punzante en el abdomen. Mire hacia abajo y horrorizado descubrí como un cuchillo había atravesado y desgarrado mi vientre. El trauma recorrió mi nervio espinal como un latigazo eléctrico. El tipo se acercó a mi oído y me susurró:
Nada personal
Bruscamente, retiro el cuchillo de mis entrañas mientras mis intestinos se descolgaban hacia el exterior. Los fluidos corporales encharcaron el suelo.
Tumbado sobre el frío cemento la sangre inundaba mis papilas. Entre lágrimas, mi vista empezó a llenarse de pequeñas luces blancas, luces brillantes que al consumirse me hicieron contemplar de nuevo aquellas luciérnagas al atardecer.